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Ana de Armas ya ha llegado

La actriz Ana de Armas.
La actriz Ana de Armas.GTRES
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A estas alturas de su carrera, Ana de Armas no necesita ser la novia de nadie para constar en Hollywood. En unos meses, la cubano-española estrenará Ballerina, película del universo John Wick coescrita por Emerald Fennell (Saltburn) y con un reparto increíble que incluye a Anjelica Huston, Gabriel Byrne, Norman Reedus o Keanu Reeves, protagonista de la saga original. Ana de Armas es la estrella de Ballerina, no una actriz de reparto más en su elenco. Ella ya ha llegado. Sus fotos con Tom Cruise huelen a campaña promocional de algo que estén haciendo juntos y que no es ser pareja. Algo traman.

Años de caer en la trampa de las campañas publicitarias de Hollywood me han hecho muy suspicaz con estas cosas. Ya no me creo nada. Y si voy a hacer como que sí me lo creo, curráoslo un poco mejor, publicistas de Los Ángeles.

Quizá porque sé que esa gente, los publicistas, tienen mucha capacidad para inventar historias y hacerlas circular como ciertas, he vibrado con el ascenso y caída de Karla Sofía Gascón o con los jaleos, muchos y de todo tipo, procedentes del rodaje de Blancanieves. Esas crisis son demasiado perfectas como para estar orquestadas.

La película de Disney, otro mamotreto de casi 250 millones de dólares de presupuesto, podría pasarlo mal en taquilla por culpa de las polémicas varias que la rodean desde años antes de empezar a filmarse. O podría ser, todo o parte, una maniobra de marketing para que la película se abra camino hasta sitios como esta humilde columna. El "que hablen de ti aunque sea mal" confluye aquí con aquello de Oscar Wilde: "Hay solo una cosa peor que que hablen de ti y es que no hablen de ti".

Ana de Armas y Tom Cruise están encantados de que hablemos de ellos. En su planeta, perder la capacidad de generar noticias, aunque estas sean falsas y estén cebadas por profesionales, es lo más cercano a la muerte. Las estrellas son estrellas porque hablamos de ellas. Como el árbol que cae en medio del bosque sin testigos de su derrumbe, una estrella que no altera su entorno con su simple presencia es como si no existiera. En 2025, una película sin su poquito de promoción subliminal tampoco existe.