tiempo recobrado
La imposible redención
Cada ser humano tiene que convivir con errores y miserias que evidencian que estamos atrapados por nuestras pasiones
La duda
El Papa que lloró por todos nosotros
Siempre me he preguntado si un hombre puede redimirse de sus pecados. La idea de la redención está ligada a la culpa y al cristianismo. Pero, siglos antes del nacimiento de Jesucristo, Pitágoras ya sostenía que las almas están encerradas en un cuerpo a ... causa de las faltas cometidas en vidas anteriores. El filósofo defendía la necesidad de purificar el espíritu antes de ascender al reino de la divinidad.
Es una bella metáfora, pero no hay posibilidad de redención porque ni el tiempo vuelve hacia atrás ni es posible reparar ciertos daños. Cada ser humano tiene que convivir con errores y miserias que evidencian que estamos atrapados por nuestras pasiones y unas emociones que nos empujan hacia la irracionalidad y el mal.
La reflexión me ha venido a la cabeza tras leer 'József El Húngaro', el libro inclasificable de Luis Enríquez, recién publicado. Cuenta la historia de un corpulento portero de discoteca de un 'pub' de Madrid, cuya vida es una permanente huida de un pasado que le persigue. Es un tipo que ha tenido que salir por piernas de Budapest, que se enrola en la Legión Extranjera, que es destinado a Ruanda, que deserta, que hace trabajos de contrabandista y que acaba en un hotel de Málaga, donde se enamora.
A medio camino entre el nuevo periodismo americano y la novela negra, Enríquez reconstruye la dramática peripecia de József, que se esfuma en las últimas páginas de la narración como el Terry Lennox de 'El largo adiós'. La diferencia es que 'El Húngaro' es un personaje real, un ser errante condenado a vagar por el mundo para pagar por sus pecados, víctima de unas circunstancias que le acorralan.
La narración es trepidante y atrapa al lector. No he podido soltar el libro hasta el punto final. Pero confieso que me ha dejado una sensación de amargura porque, a falta de saber qué ha sido de József, el único desenlace verosímil es que le hayan pegado un tiro o se encuentre en silla de ruedas tras una paliza. Es una historia que forzosamente tiene que acabar mal.
El trabajo de Enríquez desemboca en una tragedia griega porque su protagonista está movido por los hilos del destino, zarandeado por dioses misteriosos que acarrean su desgracia. Y contra eso, muy poco se puede hacer. József es incapaz de redimirse porque ha hecho tanto daño a los demás como a sí mismo.
No creo en la redención porque el tiempo es como una flecha que avanza hacia adelante. Pero, en el momento de salir del arco, ya está determinada su trayectoria. Heráclito decía que el camino hacia arriba y hacia abajo son uno y lo mismo. Lo que significa que el éxito conduce al fracaso y que el hombre está preso de sus contradicciones y de su genética. Nadie está a salvo de su 'fatum'. Ya lo escribió T. S. Eliot: en el fin está mi principio. Esa es la maldición de József.
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