
Antonio Escohotado.
Madrid le debe un monumento a Antonio Escohotado
Antonio Escohotado nos enseñó a vivir sin miedo, a ser valientes. Ahora nos toca a nosotros demostrar que estamos a la altura.
Antonio Escohotado Espinosa (1941-2021) fue una de las figuras más influyentes del pensamiento contemporáneo español. Filósofo, jurista, sociólogo y ensayista, su obra revolucionó la comprensión de temas tan complejos como la libertad, las sustancias psicoactivas y la naturaleza del conocimiento humano.
A pesar de su legado inmenso, Madrid aún no ha cumplido con el compromiso adoptado tras su deceso en noviembre de 2021 para erigir un monumento en su honor.
El Pleno del Ayuntamiento de Madrid aprobó por unanimidad una moción para "erigir un monumento que rinda homenaje a la figura y pensamiento de Antonio Escohotado", reflejando el consenso político y ciudadano en torno a la trascendencia de su figura.
Sin embargo, tres años después, el proyecto sigue paralizado. Ni el anterior equipo de gobierno ni el actual, del mismo signo político, han tomado medidas concretas para dar forma a este justo homenaje.
¿Qué está fallando en el reconocimiento a una figura universalmente respetada como Escohotado?
El legado de Antonio Escohotado trasciende generaciones, toda vez que no sólo fue un erudito, sino también un pensador valiente, dispuesto a cuestionar dogmas y explorar caminos intelectuales desconocidos.
Su enfoque sobre las políticas de drogas, por ejemplo, abrió un debate global sobre los derechos individuales y el papel del Estado en regulares aspectos de la vida privada.
Obras como Historia general de las drogas, Caos y orden y la trilogía Los enemigos del comercio (una historia de moral de la propiedad) proyectada sobre la crítica al origen y desarrollo del movimiento comunista, lo consolidaron como una referencia no solo en España, sino también en el ámbito internacional.
Escohotado personifica valores que Madrid, como ciudad cosmopolita y abanderada de la libertad, debería celebrar: la libertad de pensamiento, el compromiso con la verdad y la valentía de asumir riesgos intelectuales.
Un monumento en su honor no sería sólo un acto de justicia histórica, sino también una inspiración para las generaciones futuras.
Además, pese al proverbio bíblico de que "nadie es profeta en su tierra", Madrid tiene una tradición de honrar a sus grandes figuras.

Antonio Escohotado. EFE
Cierto es que Escohotado fue en las últimas décadas un pensador difícil de etiquetar respecto a la partitocracia dominante, pero se declaró desde comunista hasta rabiosamente liberal, pasando por socialdemócrata y socioliberal.
Su polifacética figura ha sido recientemente citada por Javier Milei en alguno de sus discursos.
También, en vida, fue homenajeado por el Instituto Juan de Mariana, reducto del pensamiento liberal en los madriles y en España, sin perjuicio de que en los ochenta y noventa construyera un perfil mediático como personaje progresista, fundador de la discoteca Amnesia y tributario del amor libre en Ibiza y azote del establishment en su combate por la despenalización de las drogas.
"Un monumento a Escohotado enviaría un mensaje claro sobre los valores que nuestra ciudad defiende, como el pluralismo y la libertad"
Sin entrar a fondo en el inagotable capítulo de agravios en los reconocimientos, está la reciente y coetánea decisión de renombrar la estación de Atocha en honor a Almudena Grandes, fallecida con pocos días de diferencia con el maestro Escohotado.
Este precedente y otros más recientes (como el actual proyecto de homenajear a Marisa Paredes) debería ser un incentivo para actuar con la misma celeridad y determinación en el caso de Escohotado, cuya talla intelectual y aportación al pensamiento liberal español está fuera de discusión, sin menoscabo de las citadas señoras.
No se trata sólo de cumplir con una moción plenaria, sino de enviar un mensaje claro sobre los valores que nuestra ciudad defiende, como el pluralismo y la libertad.
Ante la actual inacción institucional, incluso se ha barajado por los promotores de este reconocimiento la posibilidad de una iniciativa ciudadana para descargar de gastos al consistorio, pese a haber sido una iniciativa plenaria del mismo. Un crowdfunding permitiría no sólo recaudar fondos para el monumento, sino también movilizar a miles de personas que valoran el legado de Escohotado.
Esta vía no exime al Ayuntamiento de su responsabilidad. Pero demostraría, si fuese necesario, que la sociedad civil está dispuesta a tomar las riendas cuando las instituciones fallan.
Para algunos que nos sentimos en deuda con la figura de Antonio Escohotado, nada más y nada menos que porque la lectura de su obra nos ha cambiado el modo de pensar y de entender la vida, el tiempo apremia.
Cada día que pasa sin avanzar en este homenaje es una oportunidad perdida para honrar a uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo.
Desde aquí, con modestia, pero con insistencia, instamos al Ayuntamiento de Madrid a asumir su compromiso, y a los ciudadanos que así lo entiendan a unirse a quienes queremos y trabajamos para que este proyecto se convierta en una realidad.
Antonio Escohotado nos enseñó a vivir sin miedo, a ser valientes. Ahora nos toca a nosotros demostrarlo.