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Tailandia

Con las brigadas de rescate que buscan supervivientes bajo el rascacielos de Bangkok derribado por el terremoto: "Hemos superado las 72 horas para encontrar personas con vida"

El epicentro, en Birmania, se encontraba a 1.000 kilómetros, pero el seísmo tumbó un gran edificio en obras que ha sepultado a 76 obreros

Un monje budista pasa ayer ante el palacio de Mandalay, dañado por el terremoto.
Un monje budista pasa ayer ante el palacio de Mandalay, dañado por el terremoto.Sebastien BergerAFP
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Bangkok se alza bajo un cielo plomizo que descarga un halo de pesimismo sobre los compungidos familiares, ajados por el insomnio y la angustia, que aguardan noticias de los trabajadores que llevan más de 72 horas atrapados debajo de una montaña de siete pisos de escombros y vigas quebradas. El señor Choun se aferra a una fotografía desgastada de su hijo mientras mantiene fijos los ojos en las excavadoras y en los equipos de rescate que continúan una búsqueda cada vez más desesperada de supervivientes.

"Mi hijo, Taing, está enterrado allí abajo, pero no perdemos la esperanza por muchas horas que pasen", dice Choun, un migrante camboyano que llegó a la capital de Tailandia hace cinco años con su familia. Hay más padres y madres, muchos procedentes de Camboya y Birmania, que pasan las horas murmurando plegarias con el zumbido de la maquinaria pesada de fondo. Lo hacen en un campamento base con todo tipo de provisiones y carpas con esterillas para descansar. Es su santuario de espera. Y de duelo. Tampoco falta la ayuda psicológica.

Las excavadoras llevan cuatro noches removiendo los restos del edificio en construcción que se derrumbó el pasado viernes a las 13:40 horas con la sacudida del terremoto de magnitud 7,7 que tuvo su epicentro a 1.000 kilómetros de allí, en la vecina Birmania, donde los muertos se cuentan por miles. Debajo de los escombros de Bangkok, se cree que todavía quedan 76 obreros sepultados. Se les vino encima lo que iba a ser un complejo de oficinas de 34 pisos en el distrito de Chatuchak. Aquí se hubiera levantado la Oficina Estatal de Auditoría, una agencia anticorrupción.

Testigo directo desde Bangkok (Tailandia) durante la búsqueda de supervivientes por el terremotoLUCAS DE LA CAL / EL MUNDO (Vídeo)

Al igual que los familiares, los equipos de rescate locales, que cuentan con el apoyo de perros de búsqueda y drones, tampoco pierden la esperanza. A estos se sumaron algunos efectivos de China y militares estadounidenses. Las últimas señales de vida debajo de las vigas de acero triturado y de bloques de hormigón se reportaron el domingo, cuando los sensores de calor corporal reconocieron signos vitales de al menos una decena de personas. Aquello levantó unos ánimos que se vinieron abajo cuando el lunes por la tarde se comunicó que, tras una nueva exploración con los sensores, no se había encontrado ningún signo de vida.

El agua de la lluvia que cayó por la mañana, que se mezcló con el polvo formando un lodo grisáceo que se pegaba a los zapatos, está dificultando el operativo de rescate. Los camiones entran y salen continuamente para llevarse los escombros que se han limpiado de la montaña. Durante el fin de semana, las máquinas pesadas se detenían de vez en cuando con la esperanza de poder escuchar el grito de algún superviviente. Ya no lo hacen. "Hemos superado las 72 horas cruciales para encontrar personas con vida", dice uno de los miembros del personal de rescate.

En la última actualización oficial, el número de muertos en el terremoto en la capital tailandesa se elevó a 19, de los cuales, una docena se encontraron en el lodazal de Chatuchak. La electricista Setnawet, que trabajaba en el edifico, pudo escapar del derrumbe porque justo estaba en la planta baja. "Toda la estructura comenzó a crujir y salí corriendo", relata. Su marido, Nuguy, también electricista, no tuvo la misma suerte. Estaba trabajando en el piso 23 en el momento en el que el edificio se vino abajo. Su mujer, que no se mueve de la carpa habilitada para la espera de los familiares, a unos metros del derrumbamiento, todavía cree que es posible un milagro.

Entre quienes esperan con ansia noticias de los desaparecidos hay una joven que no sabe nada de su hermano, que trabajaba en la planta 28; un grupo de birmanos explica que están pendientes de una veintena de compatriotas que creen que pueden estar bajo los restos del edificio; otra chica tailandesa dice que sus tíos y dos primos también se encuentran enterrados allí. La cuenta atrás cada vez es más agónica.

En los alrededores de la zona del desastre hay bastante ajetreo de periodistas locales y extranjeros. La mayoría están cubriendo también desde Bangkok el terremoto en Birmania debido a que el régimen militar que gobierna ese país desde el golpe de Estado de 2021 no deja entrar a la prensa internacional, por lo que la información sobre el terreno que llega es bastante limitada, teniendo en cuenta la arraigada censura que impone la dictadura y las restricciones de internet.

En Tailandia, el foco continúa estando en un edificio derrumbado que llevaba tres años en construcción, con un coste de más de 2.000 millones de baht tailandeses (alrededor de 53 millones de euros). Era un proyecto conjunto entre la empresa local Italian-Thai Development PLC y China Railway Number, subsidiaria de un gigante estatal, China Railway Group, pieza clave en el megaproyecto de infraestructuras de Pekín en países en desarrollo bajo el paraguas de la nueva ruta de la seda.

Las autoridades tailandesas han anunciado que están investigando al contratista chino. Muchos ingenieros llevan días diciendo que algo tuvo que fallar porque este edificio en construcción fue el único de Bangkok que se derrumbó tras el seísmo. "Yo pude salvarme porque una viga hizo durante unos segundos palanca con el muro que tenía detrás, y me dio tiempo a salir corriendo", relata uno de los supervivientes, Theerathon Pannoy, que no se ha movido del campamento en todos estos días y está ayudando a distribuir comida y agua a los familiares de las víctimas y a las brigadas de salvamento.

Tras inspeccionar el lugar del desastre con un equipo de ingenieros, el ministro de Industria, Akanat Promphan, anunció a los medios que se habían observado "algunas irregularidades" en los tipos de acero usados para la construcción, que puede que no cumplan con los requisitos requeridos para obras de esta magnitud. El domingo, cuatro ciudadanos chinos, que fueron fotografiados sustrayendo documentos de una caseta que hay al lado del edificio derrumbado, fueron detenidos. Después de ser interrogados, la Policía los identificó como trabajadores de la empresa china contratada para el proyecto.

Por la noche, las excavadoras continúan removiendo escombros. Nadie duerme. Ni los equipos de rescate. Ni los familiares de los obreros atrapados. No hay descanso. No hay tiempo. Y apenas queda ya esperanza.